Fibromas o Miomas

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¿Qué es un fibroma?

Los fibromas son tumores musculares que crecen en las paredes del útero. Otra denominación médica es leiomioma o simplemente “mioma”. Los fibromas pueden crecer como un tumor individual o puede haber varios en el útero. Pueden ser tan pequeños como una semilla de manzana o grandes como una toronja. En casos poco comunes, pueden ser muy grandes.

Los fibromas son casi siempre benignos (no cancerígenos). Los fibromas cancerígenos son poco comunes (menos de uno en 1,000). Estos se denominan leiomiosarcomas; sin embargo, los médicos piensan que este tipo de cáncer no se origina a partir de un fibroma existente. Tener fibromas no incrementa el riesgo de desarrollar fibromas cancerígenos. Tener fibromas tampoco incrementa el riesgo de las mujeres de tener otras formas de cáncer en el útero.

¿Qué tipos de fibromas existen?

Los fibromas pueden crecer como un solo tumor o en grupos. En muchos casos, un solo útero contiene muchos fibromas. Los fibromas pueden ser de diferentes tamaños o formas. Los racimos o grupos de fibromas suelen ser de diferentes tamaños. Los fibromas pueden crecer, disminuir de tamaño o seguir siendo de un tamaño constante con el tiempo.

La mayoría de los fibromas crecen en la pared del útero. Los médicos los clasifican en tres grupos según su ubicación: los fibromas submucosos, que crecen dentro de la cavidad uterina; los fibromas intramurales, que crecen dentro de la pared del útero; y los fibromas subserosos, que crecen fuera del útero, justo bajo la cubierta externa.

Algunos fibromas se desarrollan en la superficie del útero o en la cavidad del útero y pueden parecerse a los hongos. Este tipo de fibroma se denomina fibromas pedunculados.

¿Cuáles son los síntomas de los fibromas?

No todas las mujeres con fibromas tienen síntomas. Por lo general, a las mujeres que tienen síntomas les resulta difícil vivir con los fibromas. Algunas sienten dolor y tienen un gran flujo de sangrado menstrual. Los fibromas pueden ejercer presión en la vejiga y provocar micción frecuente, o en el recto y provocar presión rectal. Cuando los fibromas son muy grandes, pueden provocar el agrandamiento del abdomen (área del estómago) y hacer que la mujer parezca embarazada.

La mayoría de los fibromas no produce síntomas, pero algunas mujeres con fibromas pueden tener sangrado profuso (que puede ser tan intenso como para producir anemia) o períodos dolorosos; sensación de saciedad en el área pélvica (área del bajo estómago); agrandamiento de la parte inferior del abdomen; necesidad frecuente de orinar; dolor durante las relaciones sexuales; dolor en la zona lumbar; complicaciones durante el embarazo y el parto, incluido un riesgo seis veces mayor de necesitar cesárea; y problemas reproductivos, como infertilidad, aunque es muy poco común.

¿Cuáles son las causas de los fibromas?

Nadie sabe con certeza cuáles son las causas de los fibromas. Los investigadores piensan que puede haber más de un factor. Estos factores incluyen: hormonas (con influencia de los niveles de estrógeno y progesterona) y genética (factor hereditario).

Tampoco se conocen las causas exactas de su crecimiento o encogimiento, pero sí sabemos que están bajo el control de las hormonas, tanto estrógeno como progesterona ya que crecen rápidamente durante el embarazo, cuando los niveles hormonales son elevados; y se encogen cuando se utilizan medicamentos antihormonales. También dejan de crecer o se encojen una vez que la mujer llega a la menopausia.

Algunos factores que pueden incrementar el riesgo de una mujer de desarrollar fibromas son tener entre 30 y 40 años (los fibromas son más comunes en mujeres entre estas edades hasta la menopausia); tener un familiar con fibroma (si la madre de una mujer tuvo fibromas, el riesgo de la mujer de tener fibromas es tres veces mayor que el promedio); tener sobrepeso (el riesgo de las mujeres con sobrepeso es de dos a tres veces mayor que el promedio); ingerir carne roja y jamón en exceso (la ingesta de muchos vegetales verdes parece proteger a las mujeres de desarrollar fibromas).

¿Cómo se diagnostican los fibromas?

El médico puede descubrirte un fibroma cuando te haga un examen pélvico regular para controlar el útero, los ovarios y la vagina. El médico puede tocar el fibroma con sus dedos durante un examen pélvico regular, como un bulto (generalmente sin dolor) o una masa en el útero. A menudo, el médico describirá el tamaño de los fibromas al comparar su tamaño con el tamaño que tendría el útero si estuvieses embarazada. Por ejemplo, te puede decir que tu fibroma ha hecho que el útero alcance el tamaño que tendría en un embarazo de 16 semanas. O puede comparar el fibroma con frutas, frutos secos o pelotas, como una uva, una naranja, una bellota o una nuez, o una pelota de golf o voleibol.

El médico puede solicitar un estudio por imágenes para confirmar la presencia de fibromas. Estas pruebas generan una “imagen” del interior del cuerpo sin necesidad de cirugía. Estos exámenes podrían incluir: ecografía, resonancia magnética, tomografía computarizada, histerosalpingografía (HSG, inyección de tinta de radiografía en el útero para luego tomar radiografías) o sonohisterografía (inyección de agua en el útero para tomar ecografía).

Es probable que también necesites un procedimiento invasivo para saber con certeza si tienes fibromas. Para ello su médico puede optar por una laparoscopía, en la que introduce un laparascopio delgado a través de un pequeño corte hecho en la zona del ombligo. El laparascopio tiene una luz intensa y una cámara. De esta manera, el médico puede ver el útero y otros órganos y también se pueden tomar fotografías. Otro método de exploración es la histeroscopía, en la que el médico introduce un laparascopio largo y delgado con luz por la vagina y a través del cuello uterino hasta llegar al útero. No se necesita realizar ningún corte. El médico puede ver dentro del útero en busca de fibromas y otros problemas, como pólipos.

¿Cómo se tratan los fibromas?

La mayoría de las mujeres con fibromas no tiene ningún síntoma. Si tienes fibromas, pero no tienes síntomas, es posible que no necesites ningún tratamiento. Para las mujeres que tienen síntomas, existen tratamientos que pueden aliviarlos. Habla con tu médico sobre la mejor opción para tratar tus fibromas. Tendrá en cuenta varios factores antes de ayudarte a elegir el tratamiento, tales como si quieres quedar embarazada en el futuro; el tamaño de los fibromas; la ubicación de los fibromas; tu edad y la cercanía a la menopausia. Tu médico te controlará con exámenes regulares para saber si crecen.

Si tienes fibromas y síntomas leves, el médico puede sugerirte antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno, para el dolor. Si tienes un sangrado profuso durante el período, puedes tomar un suplemento de hierro para evitar la anemia o tu médico te puede indicar suplementos de hierro para corregir el problema si ya estás anémica.

Varios medicamentos normalmente usados como anticonceptivos pueden recetarse para controlar los síntomas de los fibromas, especialmente aquellas que contienen solo progestágenos.

Otros medicamentos usados para tratar los fibromas son los “análogos de la hormona liberadora de gonadotropina ” (GnRHa). Estos medicamentos pueden reducir el tamaño de los fibromas. Algunas veces se utilizan antes de la cirugía para facilitar la extirpación de los fibromas. Ofrecen un alivio temporal de los síntomas de los fibromas, ya que una vez que dejas de tomar el medicamento, los fibromas suelen volver a crecer rápidamente.

Si tienes fibromas con síntomas moderados o intensos, la cirugía puede ser el mejor tratamiento. La opción más común para mujeres que quieren tener hijos después es la miomectomía (cirugía para extirpar los fibromas sin quitar tejido sano del útero). El tipo de cirugía depende del tipo, tamaño y ubicación de los fibromas. En caso de embarazo, si los fibromas estuvieron arraigados con mucha profundidad en el útero, es probable que deba hacerse una cesárea. Tras la miomectomía pueden aparecer nuevos fibromas y surgir complicaciones más adelante.

También existen opciones menos conservadoras como la cirugía para extirpar el útero (la única forma segura de curar los fibromas uterinos). Esta cirugía se practica cuando los fibromas de la mujer son grandes, si tiene sangrado profuso, si está en edad cercana a la menopausia o si no quiere quedar embarazada; otra opción es la ablación endometrial, en la que se extrae o se destruye la capa de tejido que reviste el útero para controlar las hemorragias profusas, la mujer no podrá tener hijos luego de esta cirugía.

Otra opciones más dirigidas son la miólisis, en la que se inserta una aguja en cada fibroma, generalmente guiada con un laparoscopio, y se utiliza corriente eléctrica o un método de congelamiento para destruir los fibromas; y la embolización de fibroma uterino (EFU), o embolización de las arterias uterinas (EAU), en la que se conecta un tubo delgado a los vasos sanguíneos que suministran sangre a los fibromas, y se obstruye el flujo de sangre al fibroma mediante la inyección de partículas diminutas de plástico o gel en los vasos sanguíneos. De esta manera, los fibromas se reducen en tamaño.

Referencias: